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viernes, 25 de febrero de 2011

Manos a la obra

No existe un periodista que se las pueda todas y si hay alguien que afirma lo anterior te está engañando.

El periodismo es un oficio de aprendizaje continuo, donde escribir es algo más que juntar ideas e impregnarlas en una página. Se trata de formar un mensaje pensando en el beneficio de alguien (o muchos) más.

La teoría no está de más, pero no es nada si no se pone rápidamente en práctica, así que por muy buenas notas que saques en el curso, eso no te garantiza que serás el mejor periodista del mundo.

Por ejemplo, sentado en tu pupitre, dentro de un aula, nunca sentirás la presión de la hora de cierre. ¿Te imaginás reporteando un hecho a las 4:00 de la tarde, llegando a la redacción a las 5:15 y con el editor a tus espaldas pidiéndote que entregues 500 palabras a las 6:00 en punto?

Por ello es vital la claridad (tener bien ordenadas las ideas que quieres expresar), la concisión (decir tus ideas con la palabras adecuadas y justas, nada de extravagancias, pues es mejor lo simple pero concreto) y la rapidez (la ganarás con el tiempo y la práctica).

Fijate bien que como redactor para medio impreso debés pensar en darle profundidad a tu nota. Es decir, algo que informe con simpleza pero también con un enfoque novedoso.

Pondré un ejemplo. Imagina que hay un accidente vial: cuatro muertos y diez heridos. Periodistas de radio, televisión y prensa cubren el mismo hecho. Los dos primeros te ganarán el mandado siempre, pues con sus enlaces vía telefónica y vía microonda dirán primero la noticia, mientras que tú tienes que ir a la redacción para escribir la nota, que saldrá hasta un día después.

¿Tu texto dirá lo mismo que ya expusieron por radio y televisión? ¡Claro que no! Por lo menos no de la misma forma. El periodista escrito está obligado a investigar más, a narrar los detalles de la escena que la radio no pude decir y la televisión no pudo reflejar. Debe ser un enfoque distinto que llame la atención del lector y no que éste diga: "eso ya lo vi o ya lo escuché".

Así que lo mejor es comenzar a practicar. Después de todo, nunca se deja de ser periodista.